Hay (bueno), hubo un novelista fascinante pesimista hasta el dedo gordo, evidente por las circunstancias de la España que le toco vivir, recupero sus palabras, háganlas suyas, contradigan las, retenlas, y vivan digna y comprometidamente lo que les toque vivir:
"Yo soy un rebelde de mí mismo; en mi hay dos hombres. Hay el hombre-voluntad, casi muerto, casi deshecho por una larga educación en un colegio clerical, seis, ocho, diez años de encierro, de comprensión de la espontaneidad, de contrariación de todo lo natural y fecundo. Hay, aparte de éste, el hombre-reflexión, nacido, alentado en copiosas lecturas, en largas soledades, en minuciosos autoanálisis. El que domina en mí, por desgracia, es el hombre-reflexión; yo casi soy un autómata, un muñeco sin iniciativas; el medio me aplasta, las circunstancias me dirigen al azar a un lado y a otro."
Azorín
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